miércoles, 25 de diciembre de 2013

Crisis de España (década de los 90)

A principios de la década de los 90 muchos países desarrollados tuvieron que hacer frente a una crisis económica y financiera provocada por el estallido de la burbuja inmobiliaria en Japón y por la incertidumbre de los precios del petróleo ocasionado por la Guerra del Golfo.

Aunque los efectos tardaron en llegar a España, esta también se sumergió en una profunda crisis, que en un principio no se pudo apreciar debido a la gran inversión pública que se estaba llevando a cabo con el motivo de los preparativos para la Expo del 92 o los Juegos Olímpicos de Barcelona, pero una vez finalizados todos estos eventos las cuentas públicas reflejaban una deuda tan alta que agravaron aún mas las tasas de desempleo que ya existía hasta entonces.

Así, el 13 de mayo de 1993 más conocido como el " jueves negro" el Gobierno decide devaluar la peseta en un 8%, siendo esta la tercera devaluación que sufría la moneda en nueve meses, sin olvidar el descenso de los tipos de interés de 1.5 puntos que fue anunciado por el Ministro de Economía Carlos Solchaga y que junto con el presidente del Gobierno Felipe González consideraban que la reducción del tipo de interés como consecuencia de la devaluación de la moneda significaría el "punto de partida hacía la recuperación"; pero nada más lejos de la realidad, en este mismo año la Encuesta de Población Activa revela que el paro aumenta 3.6 puntos porcentuales situándose en el 23.9%, que aunque no fue la cifra más alta registrada en ese período de recesión, si fue la que más había aumentado respecto del año anterior; por otra parte el PIB en este mismo año refleja unos datos negativos del 1.03% y el déficit público superaba los 1.7 billones de pesetas cuando lo previsto para todo ese año era 1.4 billones de pesetas.

Fuente: Banco Mundial

Fuente: Banco Mundial

Por si eso era poco esta crisis se vio agravada por una sequía severa, pero no por ello la peor conocida que sufrió España y especialmente el centro y sur. Esta sequía sirvió para poner de manifiesto algunas deficiencias en la política del agua española que se basaba en atender a la oferta mediante una ingeniería estructuralista, es decir, mediante la construcción de grandes obras hidráulicas utilizando las aguas subterráneas como el medio de garantizar el suministro a la población urbana, sin embargo estas aguas eran demandadas por grandes consumidores (regadíos) y es aquí cuando se pone en entredicho la política hidráulica puesto que estas grandes obras se hacen con cargo al bolsillo de todos los contribuyentes y no con cargo a los más inmediatos beneficiarios de las mismas. (ver)

Algunas de las medidas del Gobierno para combatir la crisis fueron las que adoptó el 8 de octubre de 1993 mediante una Ley Financiera en la que aprobó el recorte del seguro del paro haciendo caso omiso al dictamen que el Consejo Económico y Social (CES), también redujo del 100% al 75% la prestación mínima para parados sin hijos a cargo. (ver)

En 1994 el desempleo alcanzó su máximo y a partir de entonces España deja atrás la recesión con un crecimiento del PIB del 2.4%, así en 1995 el PIB aumenta y el desempleo disminuye en 0.8 y 1.2 respectivamente; no obstante los problemas no habían terminado para el Gobierno que tuvo que hacer frente a un nuevo inconveniente, el de la Seguridad Social que entró en déficit, para lo que el Congreso de Diputados aprobó el Pacto de Toledo (ver), destacando la propuesta de que la sanidad pública pasaba a correr a cuenta de los Presupuestos Generales del Estado; sin embargo este pacto no entro en vigor hasta 1997 puesto que esta propuesta ocasionó tensiones entre los partidos políticos siendo esto un impedimento para la aprobación de los Presupuestos que se debían aplicar en 1996. Para cuando se adoptó el Pacto de Toledo ya era demasiado tarde y por ello el Presidente del Gobierno José María Aznar tuvo que recurrir a financiación privada para costear la paga extra de navidad de los pensionistas y en ese mismo año creó el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, a partir de entonces España inicia su recuperación y registra tasas de crecimiento superiores a la media europea.




sábado, 21 de diciembre de 2013

EL DESARROLLISMO

Al comenzar la década de los años sesenta la economía española se encuentra en una etapa del desarrollo del franquismo conocida como el Desarrollismo. Este se caracteriza por el  conocido Plan de estabilización de 1959 o planes de desarrollo o tecnócratas, que son términos relacionados con una etapa de la historia de España, es decir, el Desarrollismo. En estos años la economía española experimentó un gran crecimiento que se tradujo en una mejora sustancial de las condiciones de vida de muchos españoles, un estado de bienestar, y una clase media-fuerte,  pero el punto de partida era desastroso y el franquismo tuvo que reaccionar.

Las cuestiones más importantes que se pueden destacar son:

Los cimientos 1957:  con un cambio de gobierno, técnicos que intentan sacar a la economía del agujero en que se encontraba y personajes como Navarro Rubio. El plan de estabilización es un cambio de modelo de desarrollo que inicia el franquismo y que pretendía sustituir el modelo semi-autárquico e incluso el modelo sustitución de importaciones de los años 50. El franquismo a finales de esta década se encuentra en una quiebra técnica, es decir, la economía española se encuentra en una situación de quiebra, con lo cual Franco de forma dificultosa decide aceptar la liberalización de la economía a  pesar de que él no era partidario de esta, pero aquella decisión era la única posibilidad real que tenía para cambiar el curso de la dictadura y de poder estabilizarla. 

Por tanto el plan de estabilización es la apertura de la economía española a la economía internacional, sin embargo, aun quedaba mucha resistencia o elementos de la vieja tradición autárquica, puesto que el proyecto político de Franco conllevaba un proyecto económico que estaba basado en esos ideales semi-autárquicos de los años 20 o 30 típicos de los partidos fascistas o semi-fascistas y de toda la derecha conservadora. El gran problema de Franco era aceptar que la liberalización económica podía trastocar los puntos esenciales de la dictadura, puesto que la liberalización suponía la "trampa del desarrollo", es decir que a medida que se liberaliza el régimen esto lleva a pedir una liberalización política y el propio  desarrollo político del régimen obliga a relajar los mecanismos represivos y con ello a construir una dictadura mucho más basada en una legitimidad de desempeño que en una legitimidad ideológica.

En este mismo año se ven ampliadas las competencias de la presidencia del gobierno y Carrero Blanco nombra a López Rodó como Jefe de la Secretaría Técnica de la Subsecretaría de la Presidencia, este último representó la imagen de la España tecnocrática y realiza la reforma administrativa, lo que permitió la desconexión entre el sistema administrativo del régimen y el sistema administrativo del Estado, lográndose así que en la transición de los años 70  los ciudadanos consideraran que el Estado era útil para la siguiente fase política.

El traumático Plan de estabilización 1959: cuando una economía se desequilibra de una forma muy importante la única forma de volverla a equilibrar es introducir un ajuste extraordinariamente importante; esto fue lo que se hizo en la economía española al introducir un plan de ajuste (restricción del crédito, caída de la demanda, cierre de empresas, disminución del poder adquisitivo de la población) que hasta el año 61 presentó cifras muy negativas, siendo a partir de este año cuando se produce un crecimiento acelerado de la misma (mayor empleo, términos positivos de la estructura económica, mejora notable de la exportación). Este plan marcaba una serie de objetivos a conseguir como: estabilidad económica, equilibrio en la balanza de pagos y robustecimiento de la moneda para que se convierta en una divisa estable, liberalización progresiva de la importación de mercancías y políticas de austeridad.

* El éxito del plan de estabilización,: España se encontraba en una situación de cierto equilibrio pero no pudo desarrollar una verdadera liberalización económica por los intereses corporativos autárquicos hasta entonces existentes que consiguieron que los mercados continuaran fuertemente intervenidos y que se prolongaron hasta la entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986. Por ello las autoridades optaron por una planificación indicativa con el objetivo de lograr un elevado crecimiento económico pero sin emprender reformas económicas que pusieran en peligro la suma de intereses creados. Este plan era vinculante para el sector público y de libre adhesión para el sector privado.

Período 1964 - 1975: se llevaron a cabo tres planes cuatrienales de desarrollo, en el cual el primero de los planes arrojó nuevamente resultados negativos para la economía española como disminución del PIB, aumento de la inflación y una balanza de pagos con déficit; los ulteriores planes lograron un crecimiento económico pero no por ello constante y armónico; así, España deja de ser un país agrario y se transforma en un país industrial (fabricación de automóviles, maquinaria y construcción naval) y urbano, pero aunque no dejaba de crecer se seguía enfrentando a constantes altibajos que alternaban etapas de crecimiento con inflación y etapas de estabilización y crisis. Estos resultados se consiguieron mediante factores como: el turismo, la inversión extranjera, el crecimiento europeo y la emigración española hacia países europeos como válvula de  escape para la tasa de desempleo en España. 

El SEAT 600 fue uno de los símbolos del desarrollismo español